En los últimos años, son muchos los usuarios que han decidido cambiar sus sistemas de calefacción. Tanto en nuestro hogar, como en otro tipo de espacios: oficinas, comercios e industrias, lo cierto es que la preocupación creciente por la eficiencia energética, así como por el uso inteligente de los recursos ha motivado que este tipo de instalación sea motivo de revisión y, en muchos casos, de sustitución por nuevas alternativas.

Una de estas alternativas de nuevo cuño son las estufas y calderas de pellets. Con los datos en la mano, los últimos cinco años han supuesto un verdadero boom de este tecnología, que ve como sus cifras de ventas mejoran año a año. Y lo cierto es que no es para menos, ya que tiene importantes ventajas con respecto a sus predecedoras: ahorro, consumo, prestaciones y respeto al medio ambiente.

Estufas y calderas de pellets: una nueva forma de calor

Biomasa: combustible de siempre, combustible de futuro

Pero, ¿cómo funcionan realmente este tipo de instalaciones? Esta es la principal pregunta que se realizan aquellas personas que se encuentran con estas calderas por primera vez. La respuesta pasa por explicar qué son los combustibles biomasa.

En general, podemos distinguir tres formas de alimentar un calefactor: empleando combustibles fósiles, utilizando electricidad y usando combustibles biomasa. De los tres, sin duda el menos conocido es el combustible biomasa, y sin embargo, es el que mejor conocemos. ¿Cómo es posible? Pues porque si lo pensamos bien, la leña -el más tradicional de los materiales empleados para calentar nuestro hogar – es en cierta medida combustible biomasa, es decir, ha sido obtenido de la naturaleza, es material biológico renovable.

Y es que los combustibles biomasa se caracterizan por su procedencia natural. Este simple hecho asegura que es posible producir de manera natural el combustible y que éste es, además, procedente de una fuente renovable, es decir, no se agota y consume globalmente cuando lo consumimos individualmente.

 

¿Qué son los pellets y cómo funcionan las calderas?

Los pellets son parte del movimiento global por la búsqueda de combustibles capaces de proporcionar las prestaciones de otros recursos, pero con una mayor eficiencia y menor coste medioambiental.

Los diminutos tacos de serrín prensado que componen una bolsa de pellets no son en absoluto impresionantes. En general, los consumidores tienen dudas acerca de si este combustible de aspecto inofensivo será capaz de calentar sus hogares. No es para menos, si tenemos en cuenta que durante años, recursos tan peligrosos como el gas o el petróleo han sido la principal fuente de calor en los hogares de medio mundo. Sin embargo, los combustibles biomasa han avanzado mucho, empujados por los avances tecnológicos y por el compromiso de encontrar buenas alternativas a los combustibles fósiles. En este sentido, hoy una caldera de pellets es capaz de proporcionar temperaturas confortables en los lugares más exigentes.

Por otro lado, el funcionamiento de una caldera es bastante sencillo: una parte de la misma está destinada al almacenamiento de los pellets, de manera que no necesitaremos alimentar constantemente el calor de hogar -como sí ocurre con una chimenea-; para conectar este reservorio con el quemador, estas instalaciones cuentan con un tornillo sin fin. Gracias a este sencillo mecanismo, unido a una buena electrónica, la combustión constante del combustible se produce siguiendo los parámetros seleccionados por el usuario, es decir, podemos controlar la temperatura exacta, simplemente controlando el flujo de consumo del aparato.

Como resultado y gracias a las excelentes propiedades de los pellets como combustible, tenemos un ahorro continuo, tanto económico -es uno de los combustibles más baratos en la actualidad- como de consumo – necesitamos menos combustible para obtener el mismo calor-. Por último, cabe destacar que los residuos de este tipo de aparatos es mínimo, ya que el fuego consume la mayor parte de los residuos, dejando apenas un poco de ceniza.